Tolkien, los Alpes y yo.

He descubierto el porqué de mi fascinación por los Alpes. Aparte del viaje de estudios en el que visitamos una fascinante y nevada Cantabria, cuando tenia 14 años conocí los relatos de Tolkien.
Primero fue el 'Silmarillion', auténtica biblia de la mitología creada por J.R.R Tolkien. Después fue el indescriptible 'El señor de los anillos', y finalmente el más infantil pero igualmente fascinante 'El Hobbit'. Tolkien se caracterizaba por sus extensas y ricas descripciones de los paisajes por donde discurrían las acciones de sus personajes. Altas montañas cubiertas de nieves perpetuas o largas cordilleras nubladas. En una de sus cartas recuerda:

'Yo figuraba en el grupo (junto con un conjunto de gente variada del tamaño poco más o menos del de El Hobbit) que viajó a pie con una pesada mochila por gran parte de Suiza y a través de muchos altos pasos de montaña. Fue cuando nos acercábamos al Aletsch que fuimos casi destruidos por las piedras que se desprendieron al sol y se precipitaron por una cuesta nevada. De hecho, una roca enorme pasó entre la persona que iba por delante y yo. Eso y la “batalla de los truenos” -una mala noche en que nos perdimos y dormimos en un cobertizo destinado al ganado- aparecen en El Hobbit. Hace tanto tiempo de eso ahora...'



Ir a los Alpes es visitar la Tierra Media. Lo ocurrido en el glaciar Aletsch le sirvió de inspiración para su relato de la pelea de los gigantes de piedra y en otro caso el Cervino o Mattenhorn le pudieron servir de inspiración para Erebor o para el Caradhras, montaña sagrada de los enanos bajo la cual escavaron Moria. El valle de Lauterbrunnen le sirvió de inspiración para Rivendel...

Él y los amantes de los Alpes compartimos un nexo común en esas montañas, nuestra fascinación por ellas.

                                    Boromir y Aragorn apunto de ascender el Caradhras.



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